«Ser o no ser heroes». Así se titula el post que me encontré en el blog Diario de programación, el cual me parece muy bueno y que refleja la realidad en la mayoría de los casos. A continuación el post.
Imagínate que caes en un equipo de desarrollo con gente competente, que saben lo que hacen y lo hacen bien. Tienes además la suerte de que el jefe de proyecto para el que trabajas también es un buen jefe de proyecto. Sabe lo que quiere, se lo cuenta al equipo con claridad y trata de resolver todos los problemas que se presenten. ¿Qué pasa en esta situación?. Lo normal. El proyecto va bien, sin problemas graves, llega a tiempo a sus fechas de entrega con unas incidencias razonables y sin fallos graves.
Suponte ahora lo contrario. Un proyecto en el que el jefe de proyecto no tiene claro lo que quiere, no te especifica nada, no te dice como lo quiere, pero sí te dice cuando ya los has hecho que así no lo quería. Además, el grupo de desarrolladores es más bien de la media para abajo, el poco código que sale está lleno de errores y si funciona, es de casualidad. ¿Qué pasa en esta situación? Pues lo normal, que el proyecto va mal, que no llega en fechas, que cuando se pasan las pruebas con cliente todo es un «efecto demo» gigante.
Entre los dos proyectos hay además una consecuencia interesante. En el primer caso, los jefes del jefe de proyecto apenas saben que existe ese proyecto. Es un proyecto que no da pegas, que no gasta más dinero de la cuenta, que no se retrasa y que no recibe quejas del cliente, así que la cosa «no sube» hacia arriba, así que para ellos no es más que una cifra bonita en alguna tabla de Excel.
En el segundo caso, empiezan a dispararse las alarmas, los jefes del jefe empiezan a recibir los problemas de dinero, fechas y quejas del cliente. Empiezan a saber que ese proyecto existe y empiezan a hacerle un seguimiento exhaustivo día a día. Se empieza a hacer presión y los desarrolladores y jefe de proyecto empiezan a echar horas como locos y se olvidan de que tienen casa.
En el primer proyecto, el buen jefe de proyecto y los buenos desarrolladores han hecho estupendamente su trabajo, pero no se les ha notado ni los jefes los van a valorar en lo que merecen. En resumen, «no son héroes».
En el segundo proyecto, si después de echar muchos fines de semana y horas a tope se consigue que el proyecto pase como se pueda, con un listado interminable de incidencias y cosas pendientes, con el cliente descontento, pero pasa, entonces los que han participado en él son la leche, han hecho un esfuerzo sobrehumano y han conseguido sacar adelante un proyecto que era un caos. Gracias a esto, los jefes de proyecto ya conocen las caras de los desarrolladores y del jefe de proyecto. Por supuesto, se han creído todas las excusas que el jefe de proyecto y los desarrolladores les han dado para justificar que el proyecto va mal. En resumen, «Sí son héroes».
Desgraciadamente, es la realidad. Se valora más al desarrollador que echa horas y horas resolviendo problemas en un proyecto caótico, que al desarrollador que no resuelve problemas a horas intempestivas de la noche, símplemente porque no ha generado esos problemas.
Comentarios recientes